miércoles, 3 de junio de 2015

MONOGRAFIA


FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA ACADEMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGIA


SEXUALIDAD HUMANA


‘‘DERECHO AL PLACER SEXUAL FEMENINO”


AUTORES:
·         ALBURQUERQUE OTINIANO, LAURA.
·         AQUINO CUEVA, JOSELYN.
·         ESPINIZA ESCALANTE, MILUSKA.
·         SOSA GIL, MAYRA.


DOCENTE:
·         CARDENAS ANGULO, LENNIN


CICLO ACADEMICO:     II


SECCION:   2


TRUJILLO - 2015





CARÁTULA
DEDICATORIA
AGRADECIMIENTO
INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I
    1.1  ¿QUÉ ES PLACER?
    1.2  ¿QUÈ ES PLACER SEXUAL?
    1.3  ¿QUÈ ES DERECHO AL PLACER?
    1.4  SEXO Y SEXUALIDAD EN LA MUJER
    1.5  PLACER SEXUAL FEMENINO

CAPITULO II
2.1 PERSPECTIVA  CULTURAL
2.2 PERSPECTIVA   SOCIAL
2.3 PERSPECTIVA  RELIGIOSO

CAPITULO III
3.1 ORIGEN DE LOS DERECHOS SEXUALES
3.2 DERECHOS SEXUALES
3.3 SEXUALIDAD FEMENINA EN EL SIGLO XX.
3.4 LA EVOLUCIÓN DE LA SEXUALIDAD FEMENINA

CAPITULO IV  
4.1 LA PRIMERA VEZ EN LA MUJER.
4.2 EL EROTISMO Y ZONAS ERÒGENAS EN LA MUJER.
4.3 LA MASTURBACIÓN EN LA MUJER

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS




DEDICATORIA



 A nuestros queridos padres por el apoyo incondicional que nos han brindado.




AGRADECIMIENTO


 Agradecemos por su apoyo y motivación al profesor Lenin Cárdenas Angulo y a nuestras compañeras que han colaborado con nosotras.




CAPITULO - I

¿QUE ES EL PLACER?
El placer puede ser definido como una sensación o sentimiento positivo, agradable o eufórico, que en su forma natural se manifiesta cuando un individuo consciente satisface plenamente alguna necesidad: bebida, en el caso de la sed; comida, en el caso del hambre; descanso (sueño), para la fatiga; sexo para la libido; diversión (entretenimiento), para el aburrimiento; y conocimientos (científicos o no científicos) o cultura (diferentes tipos de arte) para la ignorancia, la curiosidad y la necesidad de desarrollar las capacidades. La naturaleza suele asociar la sensación de placer con algún beneficio para la especie y la Filosofía lo clasifica entre los tipos posibles de felicidad.

¿QUE ES EL PLACER SEXUAL?
Cuando hablamos de placer sexual nos referimos a sensaciones de disfrute, gusto, satisfacción que podemos experimentar en una relación afectivo-sexual: placer de tener relaciones sexuales con la persona que nos gusta, el de imaginar, fantasear, de sentirnos querido y queridas, deseados y deseadas, el placer de besar, mimar, oler, oír.
En otras palabras, el placer sexual no es solamente el acto de penetración del pene en la vagina sino la excitación que se puede sentir al ser estimulado sexualmente. Podemos excitarnos por cosas que oímos, vemos, olemos, saboreamos o tocamos. Pueden estar presentes en el mundo real, en nuestra imaginación o en nuestros sueños. Podemos sentirnos muy excitados cuando acariciamos nuestras zonas erógenas, cuando una pareja lo hace o cuando acariciamos dichas zonas de una pareja. El placer sexual es importante para la felicidad personal y la estabilidad de la pareja.
Existen infinitas situaciones, experiencias, objetos, estímulos, personas que pueden resultarnos placenteros. Algunas son bastante comunes y están influenciadas por la cultura, los mensajes sociales, los medios de comunicación, pero en el fondo, lo que nos resulta placentero es una experiencia única y personal: bailar pegaditos, una caricia más suave o más intensa, el coito vaginal o anal, unas manos cálidas, el olor a colonia o el olor corporal recién duchado, el sabor salado, el chocolate, una canción u otra, un gesto, un masaje en las piernas, los besos, ver o sentir lo que me gusta, un recuerdo, acariciar una zona u otra del cuerpo, masturbar, el sexo oral…e infinidad de posibilidades más.
Aquello que nos resulta placentero, que despierta nuestro deseo, nos llega a través de los sentidos (la vista, el gusto, el olfato, el oído y el tacto) y es interpretado por nuestro cerebro. Por ejemplo: cada persona puede disfrutar de distintas formas de las caricias; hay  muchas maneras de tocar y de ser tocados y tocadas, y con diferentes intenciones: un abrazo de cariño, una palmada de ánimo, tocar el cuerpo para dar un masaje relajante, tocar los genitales para llegar al orgasmo.
El placer sexual puede ser importante para la salud física y emocional y el bienestar. Llevar una vida sexual saludable, con pareja o sin ella, está relacionado con lo siguiente:

·         Mayor salud sexual y reproductiva
·         Mayor salud general
·         Mejor sueño
·         Menor estrés y tensión
·         Mayor autoestima
·         Una apariencia más juvenil
·         Mejor estado físico
·         Una vida más prolongada
Es lamentable que muchos de nosotros hayamos crecido escuchando sólo acerca de los riesgos y los peligros que implica expresarnos sexualmente. Si bien esos riesgos son reales, también es cierto que los juegos sexuales, con pareja o sin ella, pueden ser una fuerza positiva y poderosa en nuestras vidas. Nos ayuda a conectarnos con otras personas y a disfrutar del mundo.

¿QUE ES EL DERECHO AL PLACER?
Para Virginia Vargas (2009): “El placer forma parte de los derechos sexuales y se considera fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual”.

Hace 16 años se realizó la declaración de los derechos sexuales, durante el XIII Congreso Mundial de Sexología, en Valencia, España, en 1997, la misma que fue adoptada por la Asociación Mundial de Sexología (WAS). El documento se convirtió en el primero en fijar metas integrales sobre las aspiraciones éticas, morales y políticas de la mayor organización mundial de los especialistas de la sexualidad.(Vargas, 2009)
El documento dice lo siguiente: Los derechos sexuales son derechos humanos universales basados en la libertad inherente, dignidad e igualdad para todos y todas. Dado que la salud es un derecho humano fundamental, la salud sexual debe ser un derecho humano básico.(Vargas, 2009)
Para Teresa Valdés (2007) es importante conocer y defender nuestros derechos sexuales y reproductivos, ella hace mención a esto: “La salud sexual, es la integración de los aspectos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual de una manera que sea positivamente enriquecedora y desarrolle la personalidad, la comunicación y el amor. Por esta razón, el concepto salud sexual extraña un enfoque positivo de la sexualidad humana, en tanto que el objetivo de la atención de la salud sexual debe ser el desarrollo de la vida y de las relaciones personales, y no meramente el asesoramiento y la atención en materias de reproducción y de enfermedades de transmisión sexual. Entonces, los derechos sexuales serían los derechos a disfrutar de esa plena salud sexual…” además dice “…las consecuencias que tiene el orden cultural de género en las relaciones de poder y en las diferencias de acceso y ejercicio de los derechos de mujeres y hombres a lo largo de su vida, desde la propia niñez, en cuanto a este plano de la salud sexual y reproductiva.”
Para asegurarnos que los seres humanos de las sociedades desarrollen una sexualidad saludable, los derechos sexuales siguientes deben ser reconocidos, promovidos, respetados y defendidos por todas las sociedades de todas las maneras. La salud sexual es el resultado de un ambiente que reconoce, respeta y ejerce estos derechos sexuales:

El derecho a la libertad sexual:
La libertad sexual abarca la posibilidad de los individuos de expresar su potencial sexual. Sin embargo, esto excluye todas las formas de coerción sexual, explotación y abuso en cualquier tiempo y situaciones de la vida.(Vargas, 2009)

El derecho a la privacidad sexual:
Este involucra el derecho a tomar decisiones individuales y conductas sobre la intimidad siempre que ellas no interfieran en los derechos sexuales de otros / otras.(Vargas, 2009)

El derecho a la autonomía sexual, integridad sexual y seguridad del cuerpo sexual:
Este derecho involucra la habilidad de tomar decisiones autónomas sobre la vida sexual dentro de un contexto de la propia ética personal y social. También incluye el control y el placer de nuestros cuerpos libres de tortura, mutilación y violencia de cualquier tipo.(Vargas, 2009)

El derecho al placer sexual:
El placer sexual incluyendo el autoerotismo, (masturbación) es una fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual.(Vargas, 2009)

El derecho a la libre asociación sexual:
Significa la posibilidad de casarse o no, de divorciarse y de establecer otros tipos de asociaciones sexuales.(Vargas, 2009)

El derecho a hacer opciones reproductivas, libres y responsables:
Esto abarca el derecho para decidir sobre procrear o no, el número y el tiempo entre cada uno, y el derecho al acceso a los métodos anticonceptivos.(Vargas, 2009)

El derecho a la educación sexual comprensiva:
Este es un proceso que dura toda la vida, desde el nacimiento y debería involucrar a todas las instituciones sociales.(Vargas, 2009)

El derecho a la equidad sexual:
Este derecho se refiere a la oposición a todas las formas de discriminación y violencia, independientemente del sexo, género, orientación sexual, edad, raza, clase social, religión o invalidez física o emocional.(Vargas, 2009)

El derecho a la expresión sexual emocional:
La expresión sexual es más que el placer erótico en los actos sexuales. Cada individuo tiene derecho a expresar su sexualidad a través de la comunicación, el contacto, la expresión emocional y el amor.(Vargas, 2009)

El derecho a la información basada en el conocimiento científico:
La información sexual debe ser generada a través de un proceso científico y ético y difundido en formas apropiadas en todos los niveles sociales.(Vargas, 2009)

El derecho al cuidado de la salud sexual:
El cuidado de la salud sexual debe estar disponible para la prevención y el tratamiento de todos los problemas, preocupaciones y desórdenes sexuales.(Vargas, 2009)
Los derechos sexuales son derechos humanos universales basados en la libertad, dignidad e igualdad para todos y todas.
El alcance de los derechos sexuales puede decirse que son aquellos que permiten regular y tener control autónomo y responsable sobre todas las cuestiones relativas a la sexualidad, sin ningún tipo de coacción, violencia, discriminación, enfermedad o dolencia.
Para las mujeres los derechos sexuales tienen un especial significado, pues involucran el derecho a ser tratadas como personas integrales y no como seres exclusivamente reproductivos y a ejercer la sexualidad de manera placentera sin que ésta conlleve necesariamente un embarazo.
Estos derechos se apoyan básicamente en:
·         La capacidad de hombres y mujeres de disfrutar de relaciones sexuales satisfactorias.
·         La ausencia de toda clase de violencia, coacción o abuso.
·         El acceso a servicios de salud sexual que permitan atender y prevenir las infecciones, dolencias y enfermedades que afecten el ejercicio placentero de la sexualidad, incluidas las de transmisión sexual y el VIH/Sida.
·         La posibilidad de separar el ejercicio de la sexualidad, de la reproducción.

RECONOCE CADA PARTE DE TU CUERPO, ¡PUEDES DISFRUTAR!
Tu cuerpo es un organismo vivo, lleno de terminales nerviosas y centros de placer, tienes el  derecho a disfrutar de las sensaciones que tu cuerpo te provea, sin restricciones y en plena libertad. La autoexploración es una opción interesante y saludable para reconocer tu cuerpo y determinar qué es lo que más disfrutas.
ERES LIBRE DE DECIDIR CON QUIÉN RELACIONARTE
Elegir con quién relacionarte o no hacerlo es tu derecho, nadie debe coaccionarte o presionarte para tener no solamente relaciones sexuales sino cualquier vínculo que tú no desees.
Puedes desde la autonomía decidir a quién dejas entrar en tu espacio íntimo y a quién expulsar de éste, cuando así lo consideres.
PUEDES EMPRENDER LA RETIRADA HASTA EN EL ÚLTIMO MOMENTO
Una de las mayores enseñanzas que me dio mi madre y que me parece apropiado compartir contigo es el derecho a cambiar de opinión, ella sabiamente me dijo: “…no importa si a punto de culminar el acto sexual en el último momento y por las razones que sean decides suspenderlo, es tu derecho vital el irte sin culpa o sanción alguna…” Si no te sientes cómoda o te das cuenta que en realidad no es lo que estabas buscando puedes de manera elegante, educada y asertiva, cruzar la salida sin remordimiento.
IDENTIFICAR Y DELIMITAR TUS DESEOS PASIONALES TE AYUDARÁ A TOMAR MEJORES DECISIONES
Además de ser sexual también eres un ser psicoafectivo y como tal tienes el derecho a determinar qué tipo de situaciones pueden afectarte emocionalmente, para prevenir cualquier desgaste innecesario, determina cuáles son tus valores y límites personales, con un esquema bien elaborado sobre lo que deseas y lo que rechazas, podrás definir con mayor claridad hasta donde estás dispuesta a llegar sin lesionarte.
UN VERDADERO CABALLERO LO ES DENTRO Y FUERA DE LA ALCOBA
El intercambio sexual no solamente tiene que ver con el roce de los cuerpos, existe innegablemente una situación adyacente que incluye la convivencia humana y dentro de esta siempre hay espacio para las consideraciones amables y la caballerosidad.
Si el suertudo al que elegiste no tiene la capacidad de tratarte con el respeto adecuado (o no quiere), entonces puedes amablemente despacharlo y dejar el lugar libre para alguien que si te merezca y te valore.
EL DERECHO A PROTEGERTE FÍSICA Y EMOCIONALMENTE
LAS MUJERES CON ESTILO SE PROTEGEN
Tu salud es importante, el uso del preservativo como medio de prevención es tú derecho y debes ejercerlo. Pero la autoprotección va más allá de la cuestión física, también involucra la cuestión emocional:
En las relaciones pasajeras o de prueba, el contacto físico y la convivencia en ocasiones evoluciona hacia el amor, hay situaciones afortunadas donde los sentimientos son bilaterales, pero cuando el amor surge solo en uno de los integrantes, el que ama está en desventaja, porque el hecho de abrir el corazón le vuelve vulnerable.
Esto también aplica para las parejas formales y estables, cuando no hay equilibrio y uno se entrega totalmente cuando el otro no lo hace, la armonía se rompe y es cuando surgen las disputas. Por ello mantener la ecuanimidad para saber si quedarte o retirarte incluso aunque el amor te tenga dopada te ayudará a prevenir el sufrimiento a largo plazo. 

EXPRESARTE SIN RESERVAS EN LA INTIMIDAD TE AYUDARÁ A DISFRUTAR MÁS
En la cultura mexicana a las mujeres no se les educa para decir las cosas de frente y sin rodeos, además el machismo y los introyectos sociales tampoco les permite si quiera pensar en sexo.
Es tiempo de romper con estos constreñidos paradigmas innecesarios: tú tienes la capacidad de comunicarte asertivamente. Expresar tus ideas, sentimientos y sensaciones con pericia y honestidad, te permitirá interactuar con tu pareja con mucha mayor destreza y libertad. Atrévete a decir que quieres y que no quieres, es tu derecho.

EL DERECHO A LA RESERVA
TU DECIDES SI COMPARTIR O NO TU HISTORIA SEXUAL
Tu vida sexual es tuya y de nadie más, cuantas parejas o con quienes has estado es tú información privada y como tal puedes elegir si la compartes o no, nadie debe coaccionarte o chantajearte y mucho menos catalogarte por tus elecciones.
Tu valor radica en el simple hecho de existir y nunca por ninguna circunstancia puede estar determinado por tu actividad sexual. 
EL DERECHO A LA SENSUALIDAD
TÚ DECIDES QUE PONERTE
Vestirte (o desvestirte) de la manera que mejor te acomode es tu derecho, verte bella y atractiva para ti y si lo deseas para alguno en especial es parte del ejercicio de tu libre albedrío.
Si alguien intenta transgredir tu espacio personal al exigirte cierto tipo de indumentaria, ya sea para enseñar lo que no deseas o para ocultar lo que a ti te gusta, o bien si expresa algún comentario degradante de tu cuerpo o tu personalidad, definitivamente esa persona no merece tu compañía. 
 SEXO Y SEXUALIDAD EN LA MUJER
Qué sabes acerca del sexo? ¿Qué sabes acerca de la sexualidad? Escuchamos acerca del sexo y la sexualidad casi todos los días; no obstante, gran parte de lo que escuchamos es inexacto y confuso. Una comprensión básica del sexo y la sexualidad puede ayudarnos a distinguir entre mito y realidad y permitir que todos disfrutemos más en nuestras vidas.
Todos somos seres sexuales. Lo somos desde el día en que nacemos y hasta que morimos. Nuestra sexualidad influye en nuestra personalidad y en la forma en que nos expresamos como seres sexuales.
Nuestra sexualidad incluye:        
*Nuestro cuerpo, incluida nuestra anatomía sexual y reproductiva
*Nuestro sexo biológico: masculino, femenino o intersexual
*Nuestro género: niña, niño, mujer, hombre o transgénero
*Nuestra identidad de género: sensación de comodidad y sentimientos sobre nuestro género
*Nuestras orientaciones sexuales: heterosexual, homosexual o bisexual
*Nuestros impulsos sexuales
*Nuestra identidad sexual: cómo nos sentimos con respecto a nuestro sexo, género y orientación sexual
Las formas en que experimentamos y expresamos nuestra sexualidad incluyen:
*Nuestra imagen corporal: cómo nos sentimos con nuestro cuerpo
*Nuestros deseos, pensamientos, fantasías, placer sexual, preferencias y disfunciones sexuales
*Nuestros valores, actitudes, creencias e ideales sobre la vida, el amor y las relaciones sexuales
*Nuestras conductas sexuales: las maneras en que tenemos sexo, incluida la masturbación

Nuestra sexualidad y las formas en que la experimentamos y expresamos están influidas por:
*Nuestra biología
*Nuestra vida emocional
*Nuestra vida familiar
*Nuestra cultura y posición cultural
*Nuestra educación y experiencia ética, religiosa y espiritual
Aun cuando vivimos como seres sexuales, es normal tener muchas dudas acerca del sexo y la sexualidad. Y esto es bueno, porque cuanto más sabemos sobre el sexo y la sexualidad, seremos más capaces de ocuparnos mejor de nuestras vidas sexuales y salud sexual.
       PLACER SEXUAL FEMENINO
En los años 50, el ginecólogo Ernest Gräfenberg reveló la existencia del punto G, aunque años más tarde con ayuda de la investigación de grupos feministas- se descubrió que el clítoris es el órgano sexual con mayor capacidad de estimulación en la mujer y que la mujer es potencialmente multiorgásmica.
Además, se reconoció que el erotismo es diferente en cada mujer y que el cerebro es el principal órgano del placer, ya que se encarga de procesar los estímulos que provienen tanto del cuerpo como de la mente.
El autoerotismo, o la masturbación, reconocido como derecho sexual, se convirtieron en la recomendación fundamental de los sexólogos para entender el goce propio, junto a la imaginación y las fantasías.
Muchas de las tendencias en la respuesta sexual femenina se conocieron gracias al trabajo de William H. Master y Virginia Jonson, que revolucionaron el campo de la sexología en los años70.
Se pudieron establecer algunas tendencias generales en la respuesta sexual femenina, aunque no son necesariamente universales.
Especialistas indican que la respuesta sexual en las mujeres está particularmente asociada a recuerdos, a fantasías y sensaciones ligadas a su parte emocional, y a lo táctil, mientras que en los hombres está más ligada a imágenes visuales.
En relación a las zonas especialmente sensibles, muchos rescatan a los pezones, el clítoris, los labios y los costados del cuerpo, aunque las zonas erógenas varían de mujer a mujer.
Expertos sostienen también que la mujer tiende a responder a una estimulación continua. Se determinó que el tiempo de excitación de la mujer es más largo que el del hombre y que necesita de una fase de deseo inicial, en base a fantasías y la corporalidad del otro, más prolongada.
También se precisó que la mujer es sexualmente activa durante toda su vida, muchas mujeres mayores mantienen su capacidad coital natural por tiempo indefinido, siempre que el coito se practique con regularidad.


CAPITULO II: PERSPECTIVAS DEL PLACER SEXUAL FEMENINO

1.    PERSPECTIVA CULTURAL:
La sexualidad humana se encuentra claramente determinada por las apreciaciones que la cultura determina como correctas, permitidas o adecuadas. Marca condiciones dentro de las cuales el sujeto puede o debe implementar o desarrollar su comportamiento erótico o sexual. Esto hace que se abran nuevas posibilidades para que el estudio y la comprensión de la sexualidad sean más complejos al estar marcada por las variables culturales.(Rocha, 2011)

La sexualidad humana está muy influida por los diversos contextos socioculturales, que modelan, estructuran y controlan el desarrollo y la expresión de la sexualidad en todos sus miembros. Por tanto, a la hora de analizar la sexualidad, es necesario tener en cuenta el lugar y el significado que la sexualidad ocupa en la vida social de una cultura o sociedad determinada. Diversos estudios procedentes del ámbito de la psicología y de la antropología, y realizados desde una perspectiva transcultural, obtuvieron los siguientes resultados:
  •  Las culturas del sexo son extremadamente variables en términos de las ideologías y valores contenidos en ellas, y en las formas en que dichas ideologías y valores se integran en el resto de la cultura de la que forman parte.
  • La cultura del sexo es uno de los entornos más inmediatos de la sexualidad de los individuos y los grupos.
  • La cultura del sexo ejerce una influencia importante y continua en las expresiones conductuales de la sexualidad.

En algunas culturas la sexualidad aparece como un componente esencial del ser humano y se asocia a sentimientos de placer y bienestar, por lo que tiende a potenciarse su expresión y desarrollo. Sin embargo, en otras culturas ocurre todo lo contrario, y la sexualidad aparece asociada a sentimientos negativos, o se circunscribe exclusivamente a su función reproductora.(Veri, 2012)

Sabemos pues que el concepto y la expresión de sexualidad, y todo lo que implica ello, ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Si es ampliamente conocida la relación habitual entre varones en las antiguas “Polis” griegas (Atenas, Esparta, etc.), las prácticas homosexuales estaban considerablemente extendidas en la antigua Roma, y no representaban ningún problema de orden moral. Ello no significa que la mujer tuviera una considerable libertad, todo lo contrario.

De hecho es en el periodo más primitivo, sociedades cazadoras-recolectoras, cuando las libertades de la mujer, incluidas las sexuales, gozaron de un margen mayor, y que se perdieron con la transformación de esas sociedades en agrarias. Probablemente ese cambio esté vinculado a la aparición de la propiedad en forma de tierra de labranza, ya que el control de la sexualidad de la mujer pasa a ser vital para tener la garantía de que la herencia de dicha propiedad vaya a parar a la progenie propia. 

María Raguz(2003) también menciona la cultura en su artículo “Erotismo, placer y sociedad. Un paseo por la historia: ayer y hoy”. En esta publicación hace mención de cómo han ido cambiando las personas, la sociedad, la cultura. En realidad esto nos ha servido de mucho para saber y conocer que desde la prehistoria las personas ya exploraban y manifestaban su sexualidad, lo cual podemos visualizar en los diferentes “grafitis paleolíticos” de las cuevas.

Raguz (2003) no solo hace mención a la evolución de sexualidad sino a cómo esta se ha ido modificando pero para adquirir cierto valor machista. Como por ejemplo, antes las sociedades eran politeístas y dentro de estos dioses por lo menos  había uno (y en algunos casos el principal) relacionado con la mujer. Pero conforme fue pasando el tiempo, cambiaron a ser monoteístas y por ende existía un solo dios masculino. Esto demuestra el machismo primitivo y es ahí, en la religión, en donde según ella empiezan la desvalorización de lo femenino.

Además habla de las culturas, sobre todo de la andina y la selvática. En la andina menciona a los dioses, a los días festivos para ellos y qué es lo que se puede hacer en estos días. Dice que dentro de lo que dura la festividad las relaciones sexuales fuera del matrimonio son aceptadas socialmente pero solo con personas del mismo grupo entorno cultural. Y en cuanto a lo selvático, hace mención a los diferentes mitos que hay respectos a la sexualidad pero sobretodo a los mitos que se relacionan con la desvalorización de la mujer en el ámbito sexual.

En síntesis, la perspectiva cultural se refiere a las diferentes ideas y significados que tiene el hecho de ser hombre o mujer en diferentes culturas, y de los roles que cada uno ha de desempeñar en ellas, condiciona la forma concreta de vivir la sexualidad de sus miembros.

Un aspecto fundamental con referencia al contexto sociocultural y su influencia sobre las conductas sexuales tiene que ver con el hecho de que en cada sociedad y en cada cultura existen formas concretas de sancionar o recompensar a los individuos que siguen las normas establecidas, y por el contrario, formas de castigar a los individuos que se desvían o alejan de tales normas. (Pablo, 2012)

2.    PERSPECTIVA SOCIAL:
Al contrario de lo que pueda creerse de forma generalizada, nuestra sociedad actual está lejos de poderse considerar poseedora de una actitud sexual libre. La sociedad dominante está lejos de encontrarse en una situación de libertad y respeto a las distintas opciones sexuales y de poseer una visión del sexo libre de prejuicios y estigmas derivados de la carga represiva religiosa y la falta de comprensión del propio deseo sexual. 

El rechazo a la homosexualidad, el culto a la virginidad, la monogamia, los prejuicios sobre la masturbación, o el tabú del incesto son algunos de los principios que forman parte esencial de la moral sexual occidental y que nos han acompañado durante siglos. De hecho nos siguen acompañando en esta, nuestra sociedad actual, por mucho que un sector, cabe suponer y esperar, cada vez mayor abandone esas ridículas formas de pensar. 

Se podría afirmar que la sexualidad es una construcción social ya que no solo es producto de la naturaleza biológica sino también, del entorno cultural y social en el que está inmerso el individuo.

Ahora bien, la forma concreta en que cada cultura o cada sociedad regula y controla la expresión sexual de sus miembros debe buscarse en el tipo de normas concretas que emanan al amparo de las distintas instituciones sociales, tales como los gobiernos, los saberes científicos, la economía, la religión, el matrimonio, etc. En efecto, estas normas en el terreno sexual van a dictaminar los siguientes aspectos:
·         El tipo de conductas que son inapropiadas.
·         El tipo de conductas que son apropiadas, pero no necesarias o requeridas.
·         El tipo de conductas que se espera que lleven a cabo los miembros o determinados miembros de la sociedad.
Como ya se menciono, la sexualidad es una construcción social y por lo tanto la sociedad influye de una manera muy considerable en las decisiones sobre placer sexual y mas aun si se trata de mujeres. Desde tiempos remotos la mujer fue relegada a estos temas y pobre de la que no cumpliera con lo establecido por la sociedad, especialmente si se trataba de sociedades machistas; se la trataba como una puta, como una cualquiera. Si bien es cierto esto ha ido cambiando pero no es suficiente pues todavía hay personas que siguen pensando como si estuviéramos en la década del 50.

A las mujeres se les sigue marginando y tildando de muchas cosas, y como hemos podido darnos cuenta en el desarrollo del grupo focal, las propias mujeres de ahora son las que ya no quieren que esto siga pasando. Incluso se han revelado contra lo que era (porque, como muchas dicen, ya no se da) establecido socialmente y religiosamente, llegar virgen al matrimonio. Todas estas construcciones salen perjudicando a la mujer, a la libertad de conocer, explorar y disfrutar su sexualidad como a cada una mejor le plazca: sola, acompañada, empleando algunos juguetes sexuales, empleando solamente partes de su cuerpo, etc.

Este punto de vista no solo lo compartimos nosotras sino también María Raguz, quien dice: “…vemos que las creencias occidentales llegaron a este continente y fueron reinterpretadas enriqueciendo los imaginarios. Lo más sorprendente aun, es que encontramos que el ayer está vivo hoy, quizá de otras maneras, pero las tenciones de expresión de la sexualidad y el control social siguen vigentes. La infidelidad, la masturbación, la homosexualidad, el placer, siguen tiñéndose de mitos, temores, culpas, vergüenzas y secretismo; seguimos, como los aguarunas, escondiendo nuestra intimidad pero, a la vez, este erotismo lúdico estan vivo como antes y alimenta nuestras fantasías y vínculos. ”

3.    PERSPECTIVA RELIGIOSA:
Según esta perspectiva, nosotras hemos considerado a dos autoras de las cuales sus artículos son totalmente críticos y realistas y con los cuales hemos reflexionado mucho: Joana Capilla Lanagrán y María Raguz.
Según la primera autora, Joana Capilla Lanagran (2012), la sexualidad está condicionada por las ideologías y las creencias prevalentes en cada cultura, que se interiorizan en la infancia, resultando un conjunto de normas morales que actuarán como guía en la vida sexual adulta produciéndose un conflicto, entre los deseos sexuales de la persona y las normas, que puede llegar a ocasionar trastornos físicos o psíquicos.
La relación entre religión y sexualidad se ve afectada por la "moral sexual", entendida no tanto como parte de la moral general o común a todas las personas, sino como una parte de la moral religiosa que implica restricciones u obligaciones al comportamiento sexual humano. Tales comportamientos varían entre unas y otras épocas, así como entre distintas religiones o culturas de forma que, las normas sociales y los estándares de conducta sexuales, suelen estar relacionados con las creencias religiosas.
De acuerdo con esto, la mayor parte de las religiones han visto la necesidad de dirigir la cuestión de un papel "propio" de la sexualidad en las interacciones humanas.
En nuestra cultura, la religión católica sanciona el sexo y lo convierte en pecado. Esta categoría de pecado ha generado la doble moral como una práctica continua y cotidiana de sus feligreses, sus sacerdotes, obispos y monjas. Así se presenta una gran brecha entre "lo que se dice que se hace" "lo que se dice que se debe hacer" y "lo que en realidad se hace".(Capilla, 2012)
Buena prueba de ello es que las prácticas sexuales no han estado ausentes de la vida religiosa, y no siempre desde un punto de vista saludable, ya que las denuncias sobre violaciones, pedofilia, abortos y embarazos han estado presentes a lo largo de la historia y, lamentablemente, también en la actualidad.
Por otra parte, el control que ejerce la iglesia católica sobre la sexualidad de las mujeres ha afectado, notablemente, a las políticas públicas vinculadas a la salud sexual y reproductiva que se expresa en la prevención de: embarazos (en general y en adolescentes), infecciones de transmisión sexual y VIH (SIDA) y otras enfermedades de trasmisión sexual y problemas psicológicos y emocionales derivados de una inexistente o simplemente mala política de salud sexual y reproductiva y de una educación sexual insana.(Capilla, 2012)
Las religiones, amparadas en "motivos ancestrales", tratan de justificar lo injustificable poniendo de relevancia criterios en torno al patriarcado, para legitimar situaciones como por ejemplo: arreglos matrimoniales para garantizar la descendencia paterna pero mas que eso, es con fines lucrativos; mantener el rol sumiso de las mujeres, el hecho de que cobren más por atender el nacimiento de un niño que el de una niña...
En la Biblia, un ejemplo claro lo podemos encontrar en Eclesiastes 7:26: "He hallado que la mujer es más amarga que la muerte, porque ella es como una red, su corazón como un lazo, y sus brazos como cadenas: El que agrada a Dios se libra de ella, mas el pecador cae en su trampa." Así mismo, en el Génesis encontramos las palabras que Dios dijo a Eva: "A la mujer le dijo: Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará."(Capilla, 2012)
Así, San Pablo dice: "La mujer oiga la instrucción en silencio, con toda sumisión. No permito que la mujer enseñe ni que domine al hombre. Que se mantenga en silencio. Porque Adán fue formado primero y Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la transgresión." (1Timoteo 2:11-14)
De esto también hace mención María Raguz (2003), quien, como Joana Capilla, hace una recopilación de lo que dicen los representantes más importantes de la iglesia católica acerca de la mujer y el placer sexual. Como San Agustín, quien dijo: “el deseo sexual es una tendencia animal pero podría ser justificada  y orientada hacia el bien, siempre y cuando el acto sexual tuviera como finalidad la procreación… Vosotras, las mujeres, sois la puerta del Diablo: sois las transgresoras del árbol prohibido: sois las primeras transgresoras de la ley divina: vosotras sois las que persuadisteis al hombre de que el diablo no era lo bastante valiente para atacarle. Vosotras destruisteis fácilmente la imagen que de Dios tenía el hombre. Incluso, por causa de vuestra deserción, habría de morir el Hijo de Dios". (Raguz, 2003)
Otro personaje fue Santo Tomas que dijo: “María debería ser excluida por ser mujer, no merecedora de la vida… Yo no veo la utilidad que puede tener la mujer para el hombre, con excepción de la función de parir a los hijos". Además la iglesia excluye a las mujeres relegándolas al ámbito netamente hogareño, en donde tienen que ejercer el rol de madre, esposa y sirvienta. Ya que como las relaciones sexuales se hacen con el fin únicamente de procrear, la mujer debe estar pendiente de todos los hijos.
Ni siquiera Alá, el gran inspirador de suicidas que mueren con la esperanza de habitar el paraíso junto a siete vírgenes personales, se salva de su desprecio hacia las mujeres. En el Corán, en el verso 38 del capítulo "las mujeres" se lee: "Los hombres son superiores a las mujeres, a causa de las cualidades por medio de las cuales Alá ha elevado a éstos por encima de aquéllas, y porque los hombres emplean sus bienes en dotar a las mujeres. Las mujeres virtuosas son obedientes y sumisas: conservan cuidadosamente, durante la ausencia de sus maridos, lo que Alá ha ordenado que se conserve intacto. Reprenderéis a aquellas cuya desobediencia temáis; las relegaréis en lechos aparte, las azotaréis; pero, tan pronto como ellas os obedezcan, no les busquéis camorra. Dios es elevado y grande".(Capilla, 2012)
Muchos creyentes católicos, todavía hoy, piensan que el machismo y la misoginia, inherente a su religión, son cosa de un pasado oscuro, ya superado, por ejemplo, en el concilio Vaticano II. Sin embargo, la Santa Iglesia Católica, sigue preparando a sus feligreses para el matrimonio y enseñando que el deber de las mujeres es servir a sus maridos, no tener control sobre su deseo de ser madre y renunciar al placer sexual. Del mismo modo, a las mujeres que consagran su vida a la religión les está vetado realizar los oficios quedando relegadas a labores de cuidado y a la reproducción del mandato patriarcal.
Durante el desarrollo de este trabajo (e incluso mucho antes) y comparando lo expuesto de Joana Capilla Lanagrán y María Raguz, nos hemos podido dar cuenta de la tan grande influencia que tiene la religión sobre las personas, pero mas que todo sobre la mujer. En cuanto a sexualidad, la religión sanciona todo lo referente a estos temas. Todo lo toma como “pecado”, como algo totalmente sucio e impuro. Que si no te confiesas te vas a ir directo al infierno. Sin embargo dicen todo eso pero en realidad hacen todo lo contrario. A varios sacerdotes, que obviamente han hecho su pacto de castidad, se les ha encontrado teniendo relaciones coitales con mujeres, hombres incluso algunos con niños. Entonces, ¿qué es lo que piden?
Volviendo al tema de la mujer. A ella se le reconoce como la causante de todos los males habidos y por haber y, por eso, la sociedad es como es, pecadora. Pues fue Eva quien le dio la manzana a Adán para que lo comiera y que si no hubiese sido por ella, quizá todos seriamos santos. Además su única finalidad, según esta perspectiva, es de poder procrear y cuidar a los hijos.



CAPITULO III

3.1 ORIGEN DE LOS DERECHOS SEXUALES
La denominación “derechos reproductivos” tiene un origen reciente: fue adoptada en la Reunión Internacional sobre Mujeres y Salud en Amsterdam (1984). Se podría tomar este hecho como el comienzo de una larga marcha del movimiento de mujeres a nivel mundial para ampliar los alcances del concepto de derechos humanos.

Casi una década después, en 1993 en, en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos que se realizó en Viena, los Estados aceptaron considerar como una violación a los derechos humanos a toda violación de los derechos específicos de las mujeres. La iniciativa y participación de las mujeres en esta Conferencia produjo un cambio trascendental en la teoría de los derechos humanos, pues se estableció que los derechos humanos pueden disfrutarse tanto en lo público como en lo privado y por lo tanto, pueden violarse en ambos ámbitos. Allí se definió que los derechos humanos son universales, interdependientes e indivisibles.

En varias instancias internacionales, luego de Viena, las mujeres participaron aportando sus investigaciones, propuestas y reclamos, con el objetivo de afirmar y desarrollar lo ya conquistado: en 1994 en El Cairo, en 1995 en Beijing, además de participar en redes regionales e internacionales, foros de ONG, etc.

En este proceso se ha ido revisando y ampliando el concepto de derechos humanos. Su agenda había estado limitada a los abusos del Estado, desconociendo otros ámbitos. Por lo tanto se pone en discusión la ampliación y redefinición del contrato social, contrato en el que históricamente las mujeres no estuvieron presentes, ni en sus definiciones ni en su condición de sujetos políticos. La diferencia fue siempre interpretada como carencia y su resultado fue la desigualdad, una desigualdad que requería tutela.

Ha sido y es un camino de progreso, pero también de tensiones. En el Tercer Período Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General, conocido como “La Mujer en el año 2000: Igualdad, Desarrollo y Paz en el Siglo XXI”, se hizo el balance de la implementación de las recomendaciones de la Plataforma de Acción de Beijing (PAM o Beijing + 5). Allí hubo tensiones, pues grupos conservadores intentaron impedir la adopción de un documento final.

A pesar de las dificultades, Beijing + 5 cerró un ciclo intenso de legitimación y visibilidad del debate sobre aborto inseguro en el plano global. A partir de allí las tensiones se expresarán básicamente en los planos nacionales. Las instancias internacionales comprometen a los Estados que las suscriben, pero esto no es suficiente. Las naciones deben aprobar la normativa necesaria para habilitar el cumplimiento de los compromisos asumidos, los que aún no son respetados en gran parte de los países firmantes.

En estos momentos hay nuevas circunstancias políticas globales que inciden en el debate sobre salud reproductiva e interrupción del embarazo. El Congreso norteamericano ha hecho esfuerzos para incluir una cláusula de condicionalidad en relación a los recursos de cooperación para el desarrollo, que apunta a impedir el acceso a esos recursos a organizaciones relacionadas de alguna forma con la interrupción del embarazo. Los financiamientos de USAID están limitados por esa condicionalidad, lo que tiene efectos políticos regresivos dentro de los países receptores de fondos de esa agencia. A esta presión se suman grupos antiaborto y sectores conservadores de algunas iglesias, lo que pone sobre el tapete el debate sobre laicidad y democracia y la necesidad de revaluar la relación entre la religión y el Estado.

Es relevante, en este contexto, el Proyecto de Ley de Defensa de la Salud Reproductiva de Uruguay, que ya tiene media sanción parlamentaria. Su importancia radica en la forma integral que encara la salud reproductiva y por la discusión que promueve a nivel regional en las circunstancias políticas antes mencionadas.

3.2 DERECHOS SEXUALES
Los derechos sexuales o el derecho a la sexualidad hacen referencia al derecho humano reconocido a expresar la propia sexualidad sin discriminación por motivos de orientación sexual. El derecho a la sexualidad reconoce el derecho la libertad de orientación sexual de las personas y su diversidad, ya sea esta heterosexual, homosexual (lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero) (LGBT) así como la protección de esos derechos. El derecho a la no discriminación es la base del derecho a la sexualidad, pero está estrechamente relacionado con el ejercicio y la protección de otros derechos humanos fundamentales. Junto a los principios que se recogen en la legislación internacional sobre derechos humanos los derechos sexuales y el derecho a la sexualidad también aparecen reflejados en las declaraciones de la ONU sobre los derechos reproductivos y salud reproductiva.

3.3 SEXUALIDAD FEMENINA EN EL SIGLO XX.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX se reforzó el ideal femenino de la mujer como reina del hogar, identificada con la virgen María, reina de los cielos y madre de Cristo. Esta «angelización» de la mujer le permitió ocupar el trono del hogar a cambio de practicar virtudes como la castidad, la abnegación y la sumisión. La maternidad era reivindicada como la función femenina por excelencia, pero dejando absolutamente claro que el acto reproductivo nada tenía que ver con el disfrute de la sexualidad. Este ideal femenino continuó, en lo fundamental, vigente durante la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, las necesidades de una sociedad burguesa en camino hacia la modernización, requerían que la mujer asumiera tareas prácticas y eficaces. La Iglesia le asignó la misión de disciplinar al esposo y educar a los hijos en valores católicos, pero a los tiempos funcionales en el nuevo modelo capitalista. Virtudes como el trabajo, la honradez, la responsabilidad, el ahorro y la limpieza debían ser transmitidas por las mujeres en su hogar. así mismo, los discursos médicos e higiénicos, que se difundían en numerosos manuales de higiene, pedagogía doméstica, puericultura y urbanidad que circulaban en las primeras décadas del siglo XX, le asignan a la mujer el rol de enfermera del hogar, responsable de la salud y productividad de todos sus miembros. En esos manuales se le adiestraba en el cuidado de los niños, la higiene del hogar, preparación de los alimentos y en la importancia de imponer hábitos de higiene y urbanidad sobre la prole. En síntesis, la economía del hogar, las tareas domésticas, la educación y disciplinamiento de los hijos, la integridad moral de todos los miembros de la familia, los cuidados de salud e higiene fueron todas tareas femeninas elevadas a la categoría de oficio bajo el título de «ama de hogar».

  Las mujeres de las élites urbanas no sólo debían cumplir estas tareas en sus propios hogares, sino que debían convertirse en una especie de misioneras sociales que se encargaran de moralizar a las mujeres y a los niños de los sectores pobres. Su acción debía dirigirse, principalmente, a las obreras que surgen como grupo social en las ciudades donde se inició la industrialización. Son estas señoras y señoritas quienes, en compañía de sacerdotes y comunidades religiosas, en particular los Jesuítas y las Hermanas de la Caridad o de la Presentación, se dedican a organizar en distintas ciudades patronatos para obreras, asociaciones católicas femeninas tales como las Hijas de María y las Madres Católicas, u obras de beneficencia como casas para jóvenes desamparadas, sala-cunas, hospicios, clínicas infantiles, talleres de trabajo y escuelas dominicales donde se preparaban los niños pobres para la primera comunión. Estas actividades permitieron a las mujeres de los sectores pudientes trascender el espacio doméstico y tener papel destacado en sus respectivas localidades.

A medida que avanzaba el siglo y los procesos de modernización, la mujer ocupó, cada vez con mayor insistencia, nuevos espacios. Su presencia se hizo habitual en el teatro, las salas de cine, los salones de té y aun en los clubes sociales, en los cuales, a principios del siglo, sólo se permitía la presencia masculina. Durante los años 20, y como consecuencia del impacto de la primera Guerra Mundial en los roles femeninos, sectores de mujeres de la sociedad local que tenían oportunidad de viajar al exterior o de leer y estar en contacto con publicaciones europeas adoptaron actitudes y comportamientos que se distanciaban del ideal femenino convencional. La moda se hizo mucho más sofisticada, se suprimió el uso del corset, permitiendo mayor libertad de movimiento en el cuerpo femenino, el largo de la falda se recortó de forma notable exponiendo a la vista las piernas, el cabello se llevó corto y se impuso el maquillaje. La coquetería reemplazó las actitudes de modestia y pudor, y entre los sectores femeninos de la élite se fue extendiendo la práctica de deportes como el patinaje, el básketbol y la natación. Numerosas publicaciones católicas que existían en las ciudades y que iban dirigidas ante todo a las amas del hogar, en particular La Familia Católica de Medellín, expresaron airadas protestas contra estas nuevas actitudes femeninas. Los puntos centrales de ataque fueron las «malas lecturas», el cine, la moda escandalosa, la práctica de deportes y los bailes. Todas estas actividades, según la Iglesia, alejaban a la mujer del hogar y de la misión que se le había asignado. Indudablemente la influencia del American way of life que se reflejaba en el cine, las revistas y la publicidad, tuvo un fuerte impacto en la vida femenina cuando las ideas de confort, libertad y gusto por lo moderno se fueron imponiendo.

3.4 LA EVOLUCIÓN DE LA SEXUALIDAD FEMENINA
Aunque existe gran diversidad, dependiendo del tipo de sociedad -matriarcado, patriarcado, cazadores recolectores, agrícola, etc- y de la filiación, puede decirse que desde la prehistoria, las mujeres, como los varones, han asumido un papel cultural particular normalmente diferenciado. En sociedades de caza y recolección, las mujeres casi siempre eran las que recogían los productos vegetales, mientras que los varones suministraban la carne mediante la caza. A causa de su conocimiento profundo de la flora, la mayor parte de los antropólogos creen que fueron las mujeres quienes condujeron las sociedades antiguas hacia el Neolítico y se convirtieron en las primeras agricultoras
En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, una trabajadora labra piezas en un torno revólver para aviones en la fábrica de Consolidated Aircraft Corporation en Fort Worth, Texas, Estados Unidos. La incorporación de la mujer a trabajos tradicionalmente masculinos durante la Primera y Segunda Guerra Mundial ante la ausencia de varones que estaban en el frente fue un paso decisivo para la incorporación plena de la mujer al mercado de trabajo.
En la Edad Media, los autores masculinos, pertenecientes a una estirpe, religiosos, tratadistas laicos y sobre todo, predicadores, hablaron de las condiciones y conductas que les exigen a las niñas, a las jóvenes y a las mayores. La conducta femenina fue pautada para cada momento y situación de la vida. Casi siempre la edad corresponde a un estado civil y a una función de acuerdo a ella. Tal es así que la mujer se representaba en la imagen de la novia, la prometida, la casada, la viuda, es decir, siempre ligada inexorablemente a un varón que debía responsabilizarse de ella y su conducta. El papel más importante atribuido a la mujer era el de esposa y madre.

En la historia reciente, las funciones de las mujeres han cambiado enormemente. La burguesía trajo consigo una nueva concepción de la familia donde la mujer desempeñaba un papel restringido al hogar. Hasta entonces la mujer había participado, aunque de modo distinto al hombre, en tareas de aprovisionamiento y trabajo para la supervivencia familiar fuera del domicilio u hogar. Las funciones sociales tradicionales de las mujeres de la clase media consistían en las tareas domésticas, acentuando el cuidado de niños, y no solían acceder a un puesto de trabajo remunerado. Para las mujeres más pobres, sobre todo entre las clases obreras, esta situación era a veces un objetivo, ya que la necesidad económica las ha obligado durante mucho tiempo a buscar un empleo fuera de casa, aunque las ocupaciones en que se empleaban tradicionalmente las mujeres de clase obrera eran inferiores en prestigio y salario que aquellas que llevaban a cabo los varones. Eventualmente, el liberar a las mujeres de la necesidad de un trabajo remunerado se convirtió en una señal de riqueza y prestigio familiar, mientras que la presencia de mujeres trabajadoras en una casa denotaba a una familia de clase inferior.

En la antigua griega la mujer ni se miraba. Las mujeres no tenían derecho a nada. Los matrimonios eran arreglados por las familias. El único trabaja de la mujer era tener hijos. No tenían derecho al voto y ninguna voz propia con asuntos de la casa o la familia. Las mujeres de roma, al otro lado, tenían muchas más libertad. Las mujeres, se consideraban como la mano izquierda de los maridos.

La mujer española durante la conquista de América, viajaba con su esposo o si no llegaba lo pronto posible, a su localización. Para el hombre, estar casado era un beneficio; se respetaba a los hombres casados con hijos. Igualmente para la mujer era un beneficio, especialmente si estuviera con un hombre de alto título, entonces ella andaba con riquezas y poder. Cuando los conquistadores se iban a misiones, las que se encargaban de mantener las cosas corriendo en los territorios conquistados eran las mujeres españolas. Estas mujeres aportaron grandemente al proceso de la conquista de América.
Las mujeres nativas y africanas, se consideraban mujeres guerreras y ayudantes en el periodo de conquista. Los conquistadores españoles se enfrentaban a estas mujeres poderosas durante sus invasiones. No se echaban para atrás al momento de batallar a los europeos contra sus armas. En lo contrario la estrategia de los europeos fue, utilizar a las mujeres españolas para controlar las sociedades nativas y a la misma vez empezar la transmisión cultural. El pensar era que los hombres guerreros no iban a rebelarse estando mujeres y niños presentes.
En el Siglo XIX, se ve la transformación de la mujer. En la parte social, política y económica. En esta etapa se fueron moviendo más las feministas para la igualdad de género. Las mujeres en países de primer mundo, recibieron libertad en el sentido de expresión hasta poder ser parte del mundo laboral. En 1979, se aprobó la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer. Este evento, aprobado por la Asamblea de Naciones Unidas, fue un logro para las mujeres quienes lucharon por sus derechos en la sociedad. La mujer a través de la historia ha tenido que combatir muchos problemas. Con los siglos los derechos, roles y estereotipos de las mujeres han evolucionado; desde la Edad Media hasta el Siglo XX1. Los derechos humanos de la mujer, define la discriminación contra la mujer como "toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo.

FEMINISMO
El movimiento feminista ha perseguido el reconocimiento de la igualdad de oportunidades y la igualdad de derechos para las mujeres. Las dificultades para obtener este reconocimiento se han debido a factores históricos, en combinación con las costumbres y las tradiciones sociales. Actualmente, debido a los cambios económicos, el apoyo del poder económico y las reivindicaciones del movimiento feminista y otros movimientos de derechos humanos, las mujeres tienen acceso a carreras profesionales y trabajos similares a los de los hombres en la mayor parte de las sociedades. En muchas sociedades modernas las mujeres tienen plena igualdad jurídica tanto en el ámbito laboral como en el familiar, pudiendo ser cabezas de familia, detentar cargos altos tanto en política como en grandes empresas. Así que se podría decir que las condiciones de las mujeres han mejorado.
Algunas corrientes feministas cambian constantemente el significado de la palabra mujer, entendiéndose que la categoría mujer esta estrechamente vinculada a la expresión de genitalidad, por lo que frecuentemente se presupone que mujer es aquella cuya expresión gonádica es igual a XX. Esta articulación discursiva se soporta sobre fundamentos biológicos y esencialistas. La naturalización del concepto impide su cuestionamiento, dogmatizándolo. Sin embargo, desde diferentes corrientes feministas, esto ha sido criticado. El rol sexual y el ejercicio de la sexualidad son en sí mismo, construcciones socioculturales motivadas por un mecanismo de control social, y de una reproducción de las estructuras de poder. Además, la categoría mujer se conceptualiza en tanto que opuesta a la categoría hombre, formando así un binomio, mutuamente excluyente, a partir del cual se articula la distinción de sexo (femenino - masculino, respectivamente). En esta situación existe opresión social cuando las personas no reproducen los esquemas preestablecidos de acuerdo a lo esperado, limitando la diversidad sexual, omitiendo y dejando al margen fenómenos como la transexualidad y la intersexualidad.

La bañista, pintura de William Bouguereau, 1870. La representación de la mujer a lo largo de la historia permite apreciar el rol social que ocupaba en cada época y el ideal de mujer, habitualmente asociado exclusivamente a la belleza, la sensibilidad, la sensualidad y la maternidad. En el cuadro de Bouguereau la entonces valorada blanca desnudez del cuerpo femenino se muestra durante el aseo.

SUFRAGIO FEMENINO
El sufragio femenino ha sido garantizado y revocado, varias veces en varios países del mundo. En muchos países, el sufragio femenino se ha garantizado antes que el sufragio universal; así, una vez concedido éste, a mujeres y varones de ciertas razas, aún se les seguía negando el derecho a votar.
El primer sufragio femenino, con las mismas características propias que el masculino, se garantizó en Nueva Jersey en 1776, aunque rescindió en 1807. Pitcairn garantizó el sufragio femenino en 1838. Varios países y estados garantizaron un sufragio femenino restringido en la segunda mitad del siglo XIX, empezando por Australia del Sur en 1861. El primer sufragio femenino sin restringir, en lo que a derecho a votar se refiere, ya que a las mujeres no se les permitía presentarse a elecciones, se garantizó en Nueva Zelanda en 1893.
La primera mujer en ejercer formalmente el derecho al voto político en América Latina fue Matilde Hidalgo de Procel en 1924, en la ciudad de Loja, convirtiendo al Ecuador en el primero de la región que permitió el voto femenino. Sin embargo no se descarta anteriores brotes de lucha por la participación de la mujer en la política. Seguramente Matilde Hidalgo de Prócel, quien además sería la primera mujer en recibirse de una carrera universitaria y doctorarse en medicina en el Ecuador, abrazaría la influencia de un importante movimiento femenino chileno por el derecho al sufragio que "apoyándose en la resolución del ministro Zenteno, se inscribió para votar por Benjamín Vicuña Mackenna en las elecciones presidenciales de 1876. Al calor de la campaña antioligárquica de este candidato, las mujeres reclamaron el derecho a sufragio y, a pesar de la negativa de las autoridades, alcanzaron a inscribirse en La Serena.".

LOS DERECHOS LEGALES DE LAS MUJERES EN LA HISTORIA
A lo largo de la historia, en la mayoría de las culturas, las mujeres han sido sometidas a estructuras patriarcales que les han negado los derechos humanos más fundamentales. Las leyes antiguas y los sistemas tradicionales, como el cristianismo y el islamismo, antecedentes de los sistemas modernos, han provocado la dependencia de la mujer, de forma análoga a la esclavitud, a la explotación de las clases desfavorecidas y a la mano de obra.
Una de las razones podría ser el fortalecimiento y sostenimiento del poder y de la actividad económica y de igual forma se evidencia que quienes resultan sometidos son vistos, por los explotadores, como seres inferiores, inmaduros, infantiles, malvados o depravados. (Véase el artículo Prejuicio cognitivo)
La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana fue un texto redactado en 1791 por Olympe de Gouges21 22 parafraseando la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto de 1789, el texto fundamental de la revolución francesa. Es uno de los primeros documentos históricos que propone la emancipación femenina en el sentido de la igualdad de derechos o la equiparación jurídica y legal de las mujeres en relación a los varones.
LA MUJER Y LA LEY
En algunos países la mujer ha tardado muchos siglos en conseguir igualdad, aunque solo sea teórica, ante la ley. Y aun cuando la ley hable de igualdad, suele haber un gran abismo entre la teoría y la práctica.

La publicación de las Naciones Unidas titulada The World’s Women—1970-1990 dice: “Esta brecha [en la política gubernamental] ha quedado recogida en gran parte en las leyes que niegan a la mujer la igualdad con el varón en lo que respecta a sus derechos de tenencia de tierras, solicitud de préstamos y firma de contratos”. Una mujer de Uganda declaró: “Seguimos siendo ciudadanas de segunda clase o detercera clase más bien, pues nuestros hijos varones van delante nuestro. Hasta los burros y los tractores reciben a veces mejor trato”.


CAPITULO IV

4.1 LA PRIMERA VEZ EN LA MUJER
a primera vez que una mujer se entrega sexualmente a un hombre es una experiencia importante en su vida, que puede condicionar su manera de vivir la sexualidad posteriormente, así que estará bien que el hombre tenga en cuenta algunos factores físicos y psíquicos de ella.
El hombre debe conocer la existencia del himen en la entrada vaginal. Es una membrana  a veces frágil a veces más recia, a menudo porosa o claramente agujereada  por la que puede salir al exterior el sangrado de la menstruación, pero que casi siempre se romperá en la primera penetración.
De todos modos hay variaciones individuales, así que un himen intacto no siempre es indicio de virginidad y un himen ya roto o ausente no siempre responde a que la mujer ha tenido ya relaciones sexuales.
Es frecuente que el “desvirgamiento” produzca un sangrado, desde ligero a abundante, y que deje algo de molestia durante unas horas (escozor, calor, sensación de inflamación) para desaparecer después.
Es importante que la mujer esté dispuesta para su primera penetración y que el hombre se acerque a ella con delicadeza.
Hace falta que ella esté relajada y sin temores, porque si sus músculos están tensos, involuntariamente puede "cerrar" la entrada vaginal y sentir la penetración como dolorosa.
Cuando la mujer se excita segrega jugos en su vagina, que favorecerán la penetración. Nunca se debe intentar el coito si ella no está bien húmeda y lubricada.
Hay que tener en cuenta que la mujer espera un acercamiento emocional, no solo físico. Palabras suaves y cariñosas, besos, abrazos y  caricias por todo el cuerpo llevarán sus pezones y su clítoris a la erección.
El clítoris es el órgano sexual de la mujer, todas sus sensaciones tienen ahí su inicio y su culminación, así que estará bien acariciarlo para darle placer y llevarla a desear ser penetrada.
La posición más recomendable será la del hombre tendido boca arriba  y ella encima en cuclillas o de rodillas en la cama. Así es ella la que coloca el pene en su entrada vaginal y cuando nota el pene en contacto con el himen, desciende sobre él haciendo una presión gradual y una introducción lenta guiada por sus sensaciones.
Si ella prefiere que sea él quien la penetre, se pondrán en la postura del misionero, ella tumbada boca arriba y el hombre encima. En ese caso el será quien hará un avance lento y gradual hasta que el himen ceda a la presión.
En todo caso es importante la colaboración y comunicación entre los dos.
4.2 ZONAS EROGENAS EN LA MUJER:
Por lo general, las mujeres disfrutan de ser acariciadas y tocadas sensualmente en toda la extensión de su cuerpo. Mucho mejor si este contacto es deliberadamente lento y erótico, como si se fueran despertando y encendiendo progresivamente todas las zonas de su cuerpo. Para algunas mujeres, este tipo de contacto es necesario antes de proceder a la penetración, ya que es la manera más efectiva para que ella logre una adecuada lubricación y un buen nivel de deseo hacia el encuentro sexual.
El cuerpo de la mujer es muy sensible al tacto, tal vez porque desde la infancia nos estaba permitido abrazar y tocar a los demás en muestra de cariño y afecto. La mujer puede sentir exquisitas sensaciones de una forma sensual, o como parte de la experiencia sexual. Tanto ella como su amante se beneficiarán al conocer cuáles son las principales zonas erógenas femeninas, aquellas áreas sensibles a la estimulación sensual y erótica.
Descubre una a una las principales zonas erógenas femeninas. Recuerda acariciar de manera alternada cada una de ellas para lograr una extraordinaria experiencia de placer, y ten en cuenta que en general las mujeres gustan de ser acariciadas de forma mucho más suave que los hombres:
Rostro: Todo el rostro es sensible al tacto, a los besos suaves y húmedos, y a las caricias tiernas y sensuales. Dibuja con tus manos todo el contorno del rostro de la mujer amada, besa sus párpados, acaricia su nariz y mentón. Será un momento inolvidable para ti y para ella.
Cabello: Al igual que en el hombre, la zona del cuero cabelludo es altamente sensible a un suave y acariciante masaje, que relajará y vitalizará a la persona que lo reciba.
Un buen preludio para continuar más adelante con caricias un tanto más eróticas.
Boca: Los labios femeninos son poderosos receptores de sensaciones. Desde una caricia muy sutil hasta un beso intenso y apasionado, los labios son capaces de percibir las variaciones en la emoción y la energía que se crea entre la pareja. Según la sabiduría delTantra, besar el labio superior de la mujer es clave, ya que esta zona tiene una conexión directa con la zona genital, y por ello, despierta la excitación sexual de manera sutil y efectiva. Por otro lado, la parte interna de la boca y la lengua también es un área que merece ser explorada a través de distintos tipos de besos.
Manos: Las manos en toda su extensión son un centro lleno de terminaciones nerviosas, para dar y recibir caricias y afecto. Los besos apasionados en la palma de la mano, así como lamer o chupar los dedos son muestras de elevado erotismo. Este último tipo de caricia será más aceptada cuando el nivel de excitación de la mujer sea alto.
Orejas: Muchas mujeres gustan de caricias en las orejas, las que serán especialmente poderosas si van acompañadas de palabras sensuales y apasionadas. Besa toda la zona externa con suavidad, mordiendo con delicadeza el borde y el lóbulo de la oreja. Cuando el momento sea mucho más apasionado, agrega susurros o gemidos, e introduce tu lengua en la abertura de la oreja, a modo de preludio de la ansiada penetración vaginal.
Cuello: El cuello es una clásica zona erógena en las mujeres, quienes son sumamente sensibles a caricias con las manos y besos en esta área. Si te sientes más apasionado, puedes intentar succionar suavemente el cuello, ya que esto despierta sensaciones eróticas muy profundas en algunas mujeres. Para ello, inspírate en la fascinación sensual que genera un atractivo y sufrido vampiro en muchas féminas.
Espalda: ¿Quién no recuerda una imagen tan sensual como una mujer con un hermoso vestido que deja su espalda al descubierto, o saliendo de la ducha envuelta en una toalla que deja ver esta atractiva zona? Prolonga las caricias desde el cuello, y sigue por la espalda, llenándola de besos suaves y húmedos, hasta llegar a la parte baja de la espalda. Puedes agregar suaves y delicados masajes, muy sutiles por toda la espalda, para mantener el contacto sensual. No se recomiendan los masajes muy fuertes, ya que ahuyentan la cualidad erótica del momento.
Senos: No sería desacertado decir que los senos significan para la mujer, lo que el pene para un hombre. Son el distintivo externo y visible de su feminidad. Son además, órganos muy sensibles, polos electromagnéticos que irradian energía, afecto y sensualidad. Acariciar los senos activa la energía sensual y sexual de la mujer, y permite que el orgasmo ocurra de manera más fluida. Comienza acariciando los senos con amor, ternura y delicadeza, sintiendo su textura y tibieza, y disfrutando de su cercanía. La zona lateral que corre junto a los senos, desde las axilas y hacia abajo por las costillas, es también altamente sensible a caricias sensuales. Los pezones pueden ser tocados, acariciados, lamidos y succionados con distintos grados de intensidad, dependiendo del gusto de tu pareja. Deja para los momentos de intensa pasión sexual los toques fuertes en los pezones, ya que en ese momento son capaces de resistir muy bien caricias más rudas.
Cintura, caderas y abdomen: Toma entre tus brazos su cintura, luego desliza tus manos lentamente hacia sus caderas sintiendo y dibujando cada una de sus curvas. Ella podrá percibir lo que tú estás sintiendo durante ese movimiento. Besa su ombligo y traza pequeños círculos alrededor, dejando para los momentos de más pasión el introducir tu lengua en él. Acaricia con manos y lengua su vientre, sin llegar a tocar sus genitales aún.
Glúteos: Suaves y redondeados, firmes o caídos, los glúteos femeninos también ejercen fascinación entre los hombres. Y los de ellos entre nosotras. Son una importante zona erógena capaz de recibir por igual caricias suaves e intensas. Una traviesa nalgada o un pellizco suave puede ser muy sexy, si es dada en el momento y lugar oportunos. Recuerda acariciar con sensualidad la sensible zona baja de los glúteos, donde se une con los muslos, muy a menudo olvidada por otras zonas más convexas.
Piernas y muslos: Las piernas y muslos en toda su extensión de extremidades eróticas, un camino que lleva a los placeres de la intimidad femenina. Recorre las piernas con caricias y besos suaves. Los tobillos, pantorrillas, zona detrás de las rodillas (corvas) y área interna de los muslos son altamente sensibles. Tómate tu tiempo con las piernas y no corras todavía hacia los genitales, tu pareja lo disfrutará a plenitud.
Pies: Los pies merecen también toda tu atención. Comienza por acariciarlos, besarlos y masajearlos por el lado superior y luego por el inferior. Acaricia los dedos, apreciando sus diferencias y formas, mientras este masaje estimula a tu pareja. Al final chupa sus dedos, en especial el dedo gordo, en un acto de erotismo más apasionado, mientras la miras a los ojos con deleite.
Vulva: Los genitales externos de la mujer, sus labios mayores y menores, están repletos de terminaciones nerviosas que al ser estimuladas llenan de excitación sexual esa zona. Acaricia con tus manos y descubre áreas inexploradas entre los pliegues propios de cada mujer, tan distintos en unas y otras como las huellas digitales. Besa y acaricia con tu boca y lengua cada región y espacio, disfrutando del olor y sabor de tu pareja.
Clítoris: El clítoris es un órgano cuya única finalidad es el placer, y es capaz por sí mismo de generar el orgasmo en la mujer. Lleno de múltiples terminaciones nerviosas, es muy receptivo a un contacto suave o más intenso con las yemas de los dedos, y también a un húmedo y sensual contacto con la lengua. Puedes trazar círculos y otros movimientos sobre el clítoris sin replegar el capuchón que lo recubre, ya que descubrir por completo el clítoris puede generar sensaciones desagradables o dolor en algunas mujeres. Mientras acaricias el clítoris de tu pareja, vayan comunicándose de manera verbal o no verbal para saber qué es lo que ella necesita y le agrada.
Vagina: La vagina también es un órgano sensible, aunque en muchas mujeres la sensibilidad vaginal pudiera está algo “adormecida”, probablemente porque se centran más en las sensaciones que les aporta su clítoris. Sin embargo, la investigación realizada por Barry Komisurak y su equipo de trabajo, mostró que tanto la vagina como el clítoris – cuando son estimulados sexualmente – generan efectos en las zonas de placer del cerebro, cada uno en una región distinta. Por ello, acariciar la vagina es importante, ya que su estimulación también conduce al orgasmo. La vagina es sensible en muchos puntos, aunque los más conocidos son el primer tercio de la pared anterior – punto G – y el área del fórnix anterior – zona AFE – ubicada en la pared anterior de la vagina, junto al cuello uterino.
Para acariciar la vagina, utiliza tus dedos (limpios y con las uñas cortas para evitar contaminar con alguna infección esta delicada zona), un juguete sexual o, mejor aún, el pene. Es posible ir sensibilizando la vagina y a la vez, despertar nuevas sensaciones en ella durante la relación sexual y mediante la utilización de distintas posiciones y ángulos de penetración. Muchas de estas sensaciones pueden ser nuevas y desconocidas, inclusive para una mujer con años de vida sexual, tal es la magia de la sexualidad.
¿Sabes cuáles son las partes del cuerpo de la mujer más sensibles y las que alcanzan mayor excitación sexual? Quizá respondas que sí, sin embargo, no todas las zonas que piensas responden igual ante una caricia u otro estímulo.
Un estudio elaborado por científicos canadienses y publicado en la revista Journal of Sexual Medicine afirma que ciertas partes del cuerpo no responden igual ante el contacto. Ellos te dicen cuáles son las zonas erógenas de la mujer que se estimulan con una caricia.

MÁS QUE UNA CARICIA

Para disfrutar con mayor intensidad el placer de un roce, el cuello, antebrazo, así como la zona cercana a la vagina son las partes más sensitivas, confirma el estudio elaborado en Canadá.

El cuello, antebrazo, así como la zona donde inicia la vagina son más sensibles a una caricia.
Aunque las zonas que rodean el clítoris y pezón también tienen una respuesta más satisfactoria pero ante las vibraciones o presión, mientras que los pechosabdomen son sensibles a estos estímulos en menor medida.
El cuerpo tiene numerosas zonas sexualmente estimulantes, desde loshombros hasta el interior de los muslos y la cadera, sin embargo, la intensidad de erotismo que siente una mujer con una caricia, presión y vibración varía de acuerdo a estas zonas.
Lo que este nuevo estudio aporta es que la excitación en las zonas erógenasde una mujer depende en la forma en que se estimula, aunque se sabe que estas responden porque están conectadas a terminaciones nerviosas, así como con estímulos mentales.
ZONAS MÁS ERÓGENAS DE LA MUJER DE ACUERDO CON LAS INVESTIGACIONES:
1.                  Clítoris
2.                  Vagina
3.                  Labios
4.                  Cuello
5.                  Pechos
6.                  Pezones
7.                  Parte interna de los muslos
8.                  Nuca
9.                  Orejas
10.              Perineo

Laurie Watson, autora del libro Wanting Sex Again, afirma que se puede lograr un encuentro sexual intenso y apasionado siempre cuando estas zonas se estimulen delicadamente. De hecho pueden ser el preámbulo para alcanzar un verdadero orgasmo

4.3 LA MASTURBACION FEMENINALa masturbación femenina es uno de los temas sobre el cual hay una gran cantidad de mitos, los cuales limitan a la mujer y le prohíben conocer mejor su cuerpo y disfrutar más de su sexualidad. Para eliminar estos mitos sobre la masturbación femeninaSalud180.com tiene cinco datos importantes que sin duda te sorprenderán.

1. De acuerdo al portal Huffingtonpost.com, la masturbación femenina se define como la capacidad que tiene toda mujer de provocarse placer por sí misma a través de la estimulación de sus órganos sexuales o zonas erógenas. Es una forma de liberar el estrés y conocer su cuerpo.

2. Para masturbarse hay que tener creatividad, los especialistas recomiendan usar juguetes sexuales para estimular el clítoris, la vagina o el ano. Incluso, hay juguetes que estimulan todas las áreas al mismo tiempo lo que potencializa el placer.

3. La masturbación femenina deja de ser saludable cuando se convierte en una adicción o cuando se antepone a la intimidad en pareja.

4. Funciona como terapia en casos de anorgasmiavaginismo (contracción de los músculos vaginales) y retardación del orgasmo, ya que algunos médicos recomiendan la autoestimulación antes de la penetración para que las mujeres vayan conociendo sus genitales y las sensaciones sexuales.

5. El tener pareja no significa que una mujer no practique la autoestimulación. Uno de los beneficios es que al conocer su cuerpo y sus reacciones sexuales podrá disfrutar más de la estimulación sexual en pareja, y dirigir a su pareja a las estimulaciones que provocan sensaciones sexuales altamente placenteras.

Libérate de culpas y prejuicios que no te dejan disfrutar de tu sexualidad. La mujer tiene derecho a conocer su cuerpo, sus reacciones sexuales y a disfrutar de su propia intimidad.



BIBLIOGRAFIA:

  • Navarro, M. y R. Stimpson, C. (1984). Sexualidad género y roles sexuales. México.         Editorial: Fondo de Cultura Económica.
  •  Dr. F. Caballero, Juan. (1982). La pareja moderna y el sexo. Argentina: Ed. Interamericanas. Editorial: S2//7afeliz.
  •  Vargas, V. (2007). La mujer y el placer sexual. Ed. CONEISA. Foro Social Mundial Social-Nairobi. FUNDACIÓN DESAFÍO.
  •  CASTAÑO R., PALACIOS S. (2009) Comprender la sexualidad femenina Editorial Amat. Barcelon.

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